“La imagen musical de Balears”
Publicada el 01/03/2013

Avui, dia de les Illes Balears, no se m’ocorre una millor manera de celebrar-lo que compartint amb tots vosaltres aquest article que el desaparegut Luis Iberni, gran crític musical i respectat musicòleg, va escriure a Bellver (suplement del Diari de Mallorca) el 10 de juny de 1999. Un homenatge a la nostra música i avui, un homenatge a ell.

“La imagen musical de Balears”

De la misma manera que los grandes monumentos o las figuras más llamativas de la historia representan a las comunidades que le dieron vida, su actividad musical forma parte de la imagen que dispensa. Santander sería menos Santander sin su playa, lo mismo que Toledo estaría infravalorada si desapareciera su catedral. Ya no digamos Salzburgo, que tiene una proyección internacional puramente musical o Bayreuth, que habría desaparecido del mapa de no ser por Wagner. En muchas ocasiones la vida filarmónica a lo mejor no genera grandes distinciones que hagan trascender el mero acto pero, al menos, sí que ayuda a conformar una sensibilidad pública de cara a la actividad musical. Por todo ello, tan importante es la impresión interna como los réditos externos obtenidos por lo que se invierte dentro. La vida musical balear tiene dos vertientes.

Una, la que se apoya en la actividad cotidiana, a partir de infraestructuras estables y otra, la que a partir de actos puntuales, busca llamar la atención por la significación del evento. Gran parte de la vida musical se asienta en la planificación de la Orquesta de Balears, un conjunto que a trancas y barrancas, y con una historia borrascosa, ha permitido que en torno suyo se construya un público de abono y una temporada de ópera. No es poco, pero seguramente no es suficiente. La imagen exterior de la formación no es demasiado importante. No es vilipendiada, pero tampoco enaltecida. Si al aficionado español medio se les pregunta por esta orquesta, en la mayoría de los casos, la respuesta sería «no sabe, no contesta». Algo por el estilo sucede con el festival de ópera que se publicita mal, quizá porque está pensado básicamente para el consumo interno. Lo cual no deja de ser un error, más si se tiene en cuenta que el Principal es uno de los bastiones fuertes en la política de coproducción lírica nacional. Por su parte, la actividad veraniega es todo un contrasentido. Por un lado, los dirigentes políticos no hacen más que recordar la importancia de invertir en un turismo de calidad. Por otro, una de la fuentes que podrían ayudar a traerlo, se deja sin agua a base de reducir anualmente las subvenciones, como puede verse en marcos tan importantes como las Serenates d’Estiu de Bellver — que reducirá una vez más su presupuesto (¿cuántas?)- o el Festival de Pollença, que estaba llamado a ser uno de los más destacados del Mediterráneo mientras que sólo puede transitar. En todo caso, este tema dará pie a comentarios más profundos en el futuro. Sin embargo, ya es momento de reivindicar a la institución que más ha hecho en los últimos años por la imagen musical de las islas, junto al barítono menorquín Joan Pons, quien ya ha entrado, en pleno derecho en las listas internacionales. Nos referimos a la Coral Universitaria de Balears.

La vida coral española no es uniforme, no en vano es el resultado de diferentes sensibilidades sociales ante el fenómeno del canto unido. En aquellas comunidades donde la segunda revolución industrial impulsó la educación de los obreros a través de la música se han formado entes estables, caso del País Vasco o Asturias. En otras, la actividad procede exclusivamente del apoyo oficial. En Balears fue la Universidad la que prestó su marco a la creación de un conjunto. No es una excepción a una tradición que ha dejado huella en otras como la Politécnica de Madrid, la de Valencia y Oviedo. La trayectoria del conjunto que lidera Joan Company ha sido uniforme y, poco a poco, comienza a generar resultados. Hay que decir, de entrada, que Company está considerado como uno de los más señalados directores corales de España. No en vano ha sido elegido para hacerse cargo del nuevo coro del Teatro Nacional de la Ópera de La Coruña. En gran parte la configuración de un coro o de una orquesta viene, necesariamente, de la personalidad del director. Desde la Filarmónica de Berlín con Karajan al Orfeón Donostierra con Antxon Ayesterán, los maridajes son producto de un desarrollo paralelo. Sólo en la medida en la que un director crece a la vez que su orquesta, el camino se hace sin problemas.

Como resultado, ahí está la magnífica Coral Universitaria de Balears. Recientes son sus éxitos en Madrid y Oviedo. En el primer caso, en el Auditorio Nacional, con una obra como «El Pessebre» de Casals, en la que obtuvo un éxito memorable a todos los efectos, tal como reconoció al unísono la crítica madrileña. En el caso de Oviedo, participando junto a la London Symphony, la Scala de Milán o la Wiener Symphoniker, vuelve a repetirse ese impacto en la prensa, que ha alabado unánimemente la aparición del conjunto balear junto a I Fiamminghi, una de las mejores orquestas del mundo en su género. ¿Recibe el coro el apoyo oficial que su imagen presta? Indudablemente, no. Cuenta con la subvención de la Universidad, pero sin lugar a dudas su prestigio trasciende el peso universitario para convertirse en el mejor representante de una comunidad fuera de sus fronteras. Ello es perfectamente cuantificable. El Orfeón Donostiarra se ha convertido en uno de los motores musicales de su ámbito y este año llevará el nombre de Euskadi nada menos que al Festival de Salzburgo. Con la Coral Universitaria debería pasar lo mismo. No se olvide que, actualmente, la necesidad de configurar conjuntos corales en toda España, auspiciada por instituciones públicas, podría tentar a Company, tan asentado como está en Palma, con ofertas muy sustanciosas. Advertencia por si las moscas: No descuide su patrimonio esta comunidad que tan poca sensibilidad muestra hacia amplias áreas de su cultura.

Joan Company
Director-fundador de la Coral Universitat de les Illes Balears

(Imatge de www.elcultural.es)

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  1. Maria del Mar Matas ha dit:

    Per desgràcia el panorama musical balear actual, 14 anys després, continua igual o pitjor. A la manca de qualitat en la gestió, i el desaprofitament de sinèrgies culturals, s’hi afegeix un desànim general proper al que anomenaríem manca d’esperança o incredulitat en el sistema.
    Per sort la felicitat de fer música coral plegats és una de les coses que ens convida a continuar creent!

  2. Joan Company ha dit:

    Quanta raó amb el teu comentari !!!! A veure si t’animes i escrius algun post sobre la matèria, donada la teva experiència en l’àmbit cultural. Crec que podries aportar una visió experimentada i una llumeta esperançadora en aquesta terra nostra.